Las élites herméticas de Bolivia

La filósofa venezolana Yorbis Esparragoza, describe la política en Latinoamérica como una competencia de grupos de presión, magistralmente, las llama élites herméticas. Estos grupos de grupos de poder, utilizan el aparato estatal como un medio de enriquecimiento y dominio social. 

Las universidades son las encargadas de brindar sustento intelectual al sistema, por eso: la supremacía del positivismo jurídico en ciencias jurídicas, el keynesianismo en economía y el enfoque de género en otras ciencias sociales.

El positivismo jurídico sostiene que el Estado es la única fuente de autoridad y derecho, ergo, se debe considerar ley a cualquier cosa que los gobernantes decreten. Entonces, nadie puede oponerse a una ley, sin importa si esta es injusta o inmoral. Obviamente, las elites gobernantes son las mayores beneficiadas de este sistema legal, porque les permite obtener privilegios en desmedro de la población.

Los economistas keynesianos, sostienen la curiosa idea que una economía puede tener fallos y situaciones indeseables como la falta de empleo y el comportamiento mezquino de los capitalistas. Fallas que solo pueden ser corregidas mediante la intervención del Estado. Los profesores Gordon Tullock y James M. Buchanan padres del Public Choice, explican que el intervencionismo, propio de la escuela keynesiana, está sostenido en la falacia de la bondad perfecta del burócrata. Estos maestros, demuestran que los gobernantes son tan egoístas como cualquier empresario, y ambos quieren maximizar sus utilidades. La diferencia radica en el medio. El empresario lo hace invirtiendo y arriesgando sus capitales. El burócrata lo hace mediante el crecimiento del gasto fiscal.

Su brillante análisis, también incluye el comportamiento de los cazadores de rentas, básicamente, organizaciones que son parte de las elites herméticas. En Bolivia los cazadores de rentas lo conforman cuatro grandes grupos.

  1. Los empresarios que buscan subsidios y mercados cautivos. Por ejemplo: los exportadores quieren devaluaciones competitivas y los constructores quieren créditos blandos. Ambas medidas perjudican el bolsillo de la población.
  2. Los políticos que quieren el monopolio de la acción política. Se comportan igual sin importar si son del oficialismo o la oposición. En Bolivia la oposición es el principal obstáculo para el surgimiento de un partido liberal, demostrando así, que solo persiguen el poder y los privilegios.
  3. Los colegios profesionales persiguen privilegios y puestos de trabajo en las altas esferas. Por ejemplo: los economistas quieren ser empleados del banco central o formar parte del viceministerio de planificación.
  4. Los altos jefes de los departamentos estatales. El ministro de educación quiere más presupuesto para su área. La socióloga feminista persigue el ministerio del género. Y el periodista de izquierda quiere el ministerio de informaciones.

Este modelo político basado en los privilegios y transferencia de rentas es inmoral. Convierte a la sociedad en un sistema de castas: capitalismo para pocos (las elites), socialismo para muchos (la gente común).

La única salida de este sistema es por la vía política, y para eso, se necesita un partido político que enarbole los gobiernos limitados, los mercados libres y la propiedad privada.

¡Sí señores! Hay que proponer el capitalismo.

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