El futuro del gas natural en México: ¿mercado o políticas de banqueta?

Uno de los temas que más se debatieron durante la conformación de la Reforma Energética, y que ahora retoma el interés nacional a causa de dos entrevistas de banqueta del Presidente electo López Obrador, fue el de la extracción de hidrocarburos no convencionales mediante el proceso de fractura hidráulica, popularmente conocido como fracking. 

Como en cualquier tema, antes de emitir cualquier juicio, a favor o en contra, siempre es recomendable analizar información disponible desde diversas aristas, en este caso será desde una perspectiva de mercado. Como punto de partida, debemos considerar la disponibilidad de recursos energéticos con los que cuenta México. De acuerdo con la Energy Information Administration, nuestro país cuenta con recursos prospectivos de hidrocarburos no convencionales (gas shale) por 545 trillones de pies cúbicos, lo que lo ubica en el 6º lugar a nivel mundial, 14% mayor a perspectivas de recursos convencionales con las que cuenta el país.

Así, el primer punto a destacar es que el mayor potencial de producción petrolera del país se encuentra en yacimientos de hidrocarburos no convencionales. Por otro lado, en la última década la producción de gas natural ha caído 27.4%, mientras que la demanda se incrementó 34.6%, principalmente por el aumento de plantas de ciclo combinado, las cuales utilizan este combustible para la generación de electricidad, situación por demás alarmante, más allá de un simple déficit comercial. ¿Por qué es alarmante? Un dato por demás revelador es que la caída en la producción de gas natural ha llegado a niveles preocupantes puesto que importamos el 85% de nuestra demanda, estimada en 5,800 millones de pies cúbicos diarios.Si consideramos que el 70% de nuestra generación de electricidad proviene de gas importado, la alarma es aún mayor. Prácticamente toda la actividad industrial y generación de electricidad depende de gas importado.

El camino en materia de gas natural parece dividirse en dos direcciones. El primero, mantener la postura que a bote pronto el presidente electo López Obrador parece haber tomado, la de no utilizar la tecnología de fractura hidráulica. Que de mantenerse nos hace preguntar ¿cómo va a cumplir sus objetivos de incremento de producción de hidrocarburos? Y más importante aún ¿cómo va a reducir la dependencia energética del exterior? El segundo, aprovechar los grandes yacimientos, apoyándose de esta tecnología, la cual ha permitido incrementar la producción de Estados Unidos, aportando más de la mitad de su producción de hidrocarburos, posicionándolo como el principal productor de gas y petróleo del mundo.

La extracción de hidrocarburos no convencionales en México, a través de técnicas como la fractura hidráulica, puede ser bastante útil para desarrollar nuestro mercado energético: puede contribuir el objetivo de mitigar la caída en la producción, desarrollar el sector energético nacional, mejorar precios de combustibles y electricidad, y reducir la dependencia del exterior, siempre tomando en cuenta protocolos de seguridad y ambientales para evitar accidentes y contaminación, tema aparte del tratado aquí.

La respuesta la puede ofrecer el propio mercado, considerando diversos elementos. El objetivo: competitividad en precios de combustibles y tarifas eléctricas, que se trasladan en precios de bienes finales. La estrategia: consumo más eficiente de energía e incremento de la producción nacional del combustible, uno de los objetivos del presidente electo. El medio: la utilización de la fractura hidráulica, además de ampliar y mejorar infraestructura dedicada a transporte, almacenamiento y distribución. Mayor oferta y disponibilidad de gas, mayores beneficios al consumidor final.

La decisión está entre obedecer a las necesidades del mercado nacional o mantener posturas de banqueta en aras de recibir aplausos, que siempre temporales.

1 comentario

  1. A veces las soluciones a nivel de teoría chocan con la triste realidad. Sencillamente desde el escritorio podemos suponer muchas cosas pero generalmente es imposible saber todas las implicaciones de una decisión. En el caso del fracking, no hay manera de saber si la fractura hidráulica tiene efectos nocivos en el medio ambiente.
    Hasta ahora lo más sensato es ver como le va a los Texanos, si dentro de un par de décadas el agua de Texas sigue igual de limpia y no hay correlación entre los temblores podemos decir que la experiencia hace del fracking una buena opción.
    Apostar al fracking solo porque es “libre mercado” es, desde mi punto de vista una insensatez.
    El agua es más valioso que el petroleo o el gas como recurso.
    Y una pregunta de colofón: Si abrir mercados es tan bueno ¿Porque los paises más ricos durante su crecimiento eran proteccionistas?

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